FELIX CUMPLEAÑOS
Justo antes de escribir este artículo he vuelto a escuchar la canción de Enrique y Ana y, os juro, que me han vuelto las lágrimas a los ojos, como hace 40 años…
Recuerdo con especial nitidez esas tardes en casa de mis abuelos. Mi abuelo Alfonso fue el primer ecologista(al menos de la familia). A él debo mi amor por la naturaleza. A él y a Félix Rodriguez de la Fuente. Recuerdo a mi abuelo gritarme por el pasillo que empezaba otro capítulo de “El hombre y la Tierra”. Recuerdo esa música hipnótica( hasta la música de cabecera de la serie es una obra de arte) sonando en el antiguo televisor y yo, en pijama corriendo por el pasillo hacia el sofá. Y ahí nos quedábamos los dos, absolutamente hipnotizados con la profunda voz del genio que nos presentaba la vida íntima de los seres vivos que viven al otro lado del ladrillo.
Félix fue un verdadero pionero. De los de antes. De los que descubren cataratas en medio de la sabana o ciudades ocultas en lo profundo de la selva. De los que atraviesan desiertos de hielo y se dejan caer en canoa por gigantescos ríos color marrón.
Y, más cerca, nos descubrió nuestra naturaleza ibérica. Lugares que están aquí mismo pero que nos eran ajenos al común de los urbanitas. Realmente introdujo la naturaleza dentro de los hogares de millones de personas en los años 70. Cuando los documentales eran una rareza, él consiguió llevar sus programas a primera línea convirtiéndose en un referente mundial, especialmente en latinoamérica y España.
Pero sobre todo, fue un pionero al hacernos descubrir a miles y miles de personas el tesoro oculto del amor por la tierra que se escondía dentro de nosotros. Ese vínculo sagrado, ese jardín del Edén que de otra manera no se abriría, pues como reza el dicho, solo se puede amar lo que se conoce.
A Felix le debo el honor de haberme abierto el corazón al misterio de la vida que palpita en los montes en los momentos en que no mira nadie (los animales desaparecen en presencia del humano), le debo mi paso por los boyscouts, mi acercamiento al chamanismo y, posiblemente tenga algo que ver en la creación de Natíbera.
Escribirle estas líneas es lo de menos para recordar la memoria de uno de mis grandes Maestros. Darte las gracias es apenas nada cambio de tanto.